viernes, 5 de octubre de 2007

Con el muro a la espalda

Murió el tiempo de los cómplices.

Felicidad de las horas girando hacia el día
de llamarnos cómplices
—relámpago, aproximación, tiempo de los cómplices
ya muerto.

Cómo querría encontrar ese alguien
que confirme la inasible nostalgia
en su retorno y escape.
No he pedido que aparezcas igual,
con el muro a la espalda
y una lealtad más fiel que los brazos pactados.
Pronto es para engañarse.

Sólo por hacer algo fija las estrellas ganadas,
los años que ardieron
como el aire fuerte en la dispersión del fuego.

No olvides tú ese rumor que escapa.
Murió el tiempo de los cómplices,
ha muerto.
Y miro la ciudad volver de sus mejores días.
Y miro la gente que va y viene despacio junto al mar.
Y me pregunto con el muro a la espalda:

¿Tan solo será la vida
un tiempo posible?


EDEL MORALES

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