sábado, 6 de octubre de 2007

Partir

Ya para entonces me había dado cuenta
de que buscar era mi signo.
J. CORTÁZAR.




Fiel a su manía de partir,
el niño que fui me azota el costado.

Estoy ante el espejo
y nadie entiende mi ahogo:
por qué recorro la casa, abro las ventanas,
y el aire sigue detenido.

Duele mucho este silencio:
la leyenda de puertas tapiadas
que no dice nada de mí,
y el tiempo paciente moviendo su garrote.

No puedo cortar el corazón y ponerlo en la sala
a que incite el hambre de los visitadores:
siempre el sol,
con sus figuras veloces sobre las lajas del patio,
trae a mis tardes de abril la inquietante belleza
y la cruda eternidad del cambio.

Quiero arder en un final que parezca aventura
y despierte aquella voz de antaño,
cuando burlaba las vigilancias mejor establecidas.

Quemante, bueno y fiel a su manía de partir,
el niño que fui sonríe, dice adiós, azota gustoso mi costado.

Y las lajas del patio comienzan su largo incendio:
una curación más palpable que cualquier cicatriz.


EDEL MORALES

2 comentarios:

Daniel J. Montoly dijo...

Estimado Edel:

Me alegro mucho encontrar tu blog y de paso leer tus textos. La tecnología facilita ahora más que nunca los caminos distantes de la literatura y la solidaridad creativa.

Un fuerte abrazo latinoamericano. Daniel Montoly

Alberto Edel Morales Fuentes dijo...

gracias, daniel, también por la manera de estar lejos de la corriente, en este tiempo nuestro, de poesía y tecnologías que la acercan
un abrazo,
edel morales