En el lado oscuro de la claridad
doce girasoles germinan y se agotan
—mana la sangre.
Los jarrones descansan sobre telas
y las telas se agotan
—mana la sangre.
El artista
(ya inmóvil, todavía adolescente)
fragmenta su miedo
y lo esparce en las flores
—mana la sangre.
Desde la carne cortada a la altura de la oreja
A través de los pisos hacia el mármol blanco
En las habitaciones interiores
Repetida, sin prisa
—mana la sangre.
EDEL MORALES
miércoles, 3 de octubre de 2007
Habitaciones interiores
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