miércoles, 3 de octubre de 2007

Lejos, en la baja gravedad

Lejos, en la baja gravedad, dejé flotar las cosas una noche.
Estábamos muy juntos, creo, porque el aire era frío.
Mirábamos el resplandor rojizo de un astro en el cielo y, a veces,
un poco de la aridez o la estulticia que corroen esta tierra.
El humo en los fragmentos de luz también flotaba.
En el canal de la bahía pitó dos veces un barco holandés.
Mi lengua repitió esta palabra: Litiusg, litiusg.
Todo lo imposible tuvimos esa noche desde una ventana abierta.
Estábamos muy juntos, lo recuerdo siempre.
Lejos, en la baja gravedad, las sirenas de tu pie danzaban.

EDEL MORALES

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