No queda más que marcharse.
Y buscar luciérnagas en los patios dormidos.
Y conquistar en la ciudad los puentes.
Y habitar en soledad la casa.
Y dibujar tus ojos en las paredes blancas.
Y regresar despacio hasta la puerta.
Y olvidar tus ojos, y olvidar, y olvidarlos.
Sabiendo que mañana o luego, siempre
la noche los traerá.
EDEL MORALES
Lejos de la corriente
sábado, 6 de octubre de 2007
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